Mes: noviembre 2014

Biblio (107) Porqué hace falta que el urbanismo vuelva a ser “cool” (según The Guardian)

Biblio 107

He aquí un artículo publicado el 10 de noviembre en The Guardian por Tom Campbell, el autor de una reciente novela, “The planner”, protagonizada por un joven urbanista en Londres (hoy en día la gente escribe sobre cualquier tema…).

El autor describe en el artículo, en el contexto inglés, el desasosegante divorcio entre unos estudiantes de arquitectura ridiculizados por tener una imaginación desbordantemente alocada y unos estudiantes de urbanismo centrados en programas absurdamente limitados a un sistema de regulación existente, sin una visión más amplia de sus implicaciones para la sociedad. La visión promovida desde el gobierno británico de que el urbanismo es una limitación molesta para el crecimiento económico no ayuda. Se mencionan dos iniciativas que buscan ser un revulsivo ante esta situación: “Building Rights” y “Novus”.

Por supuesto, habla del Reino Unido. Esto no pasa en ningún otro país del mundo…

Mapas 2014 (42) Degradación urbana en los Estados unidos

Este mapa ha sido generado en 2011 por Derek Watkins, editor gráfico del New York Times, que tiene un interesante portfolio con bastantes referencias de mapas sumamente atractivos (junto a los que además indica que herramientas ha utilizado para su creación). El mapa ha sido generado a través de la búsqueda de fotografías georreferenciadas con menciones a degradación urbana en flickr. Es apreciable que el número de fotos por ciudad es a veces bastante reducido. En realidad no es el mapa de un fenómeno, sino sobre la percepción de un fenómeno por parte de un universo de individuos de compleja caracterización (¿fotógrafos sensibles a la especial estética de las ruinas recientes y proclives a compartir sus fotos en flickr?). Bonito mapa, en todo caso, y aparentemente bastante coincidente con otras fuentes sobre el tema.

¿Para qué sirven las tiendas? (4) Chocolate

Chocolatería frente a la iglesia de la Madeleine, en París.

Chocolatería frente a la iglesia de la Madeleine, en París.

Aquí hablo de chocolate tanto en sentido literal como figurado… Abrir una tienda (como cualquier negocio) es un acto de fe en una idea, y de un modo muy público. Quien tenga un blog lo puede entender: uno prepara su idea, le da vueltas, la pule y la saca al público. Y luego no se sabe muy bien porqué, algunas ideas que a lo mejor no parecían las más brillantes son las que más tráfico tienen (o eso dicen las estadísticas de wordpress…), mientras que otras, a priori más interesantes, quedan por detrás. En un blog, en el fondo, los efectos no son demasiado graves, pero en una tienda la cuestión implica la diferencia entre ganar o perder bastante dinero. Aunque tener tráfico no implique ganar dinero, suele ser una condición necesaria para dar a conocer el producto y, probablemente, vender algo…

Panadería en la estación de Rossio, Lisboa

Panadería en la estación de Rossio, Lisboa

La apariencia exterior de un comercio es esencial. Que esté limpio y bien iluminado es lo mínimo, pero también tiene que estar en un lugar transitado, lo cual tiene un precio. Y para optimizar ese precio hay que hacer atractivo tanto el local como el producto. En ocasiones lo primero es más posible para el comerciante que lo segundo, sobre todo cuando se vende lo que no se produce in situ. Y en todo caso hay que diferenciarse de la competencia.

Una tienda de productos de belleza en París, cerca del Passage de l'Olympia

Una tienda de productos de belleza en París, cerca del Passage de l’Olympia

Es evidente que los comerciantes buscan atraer a la clientela a su negocio; lo que nos llevamos como efecto colateral es el cuidado de la presentación de algunas cosas en el espacio público, una aportación estética relevante. Por supuesto se puede entrar en el debate del consumismo, pero sería obviar una parte importante de esta situación.

Sombrerería en la plaza del Rossio, Lisboa. A veces mantener lo que se tiene puede ser la mejor decisión...

Sombrerería en la plaza del Rossio, Lisboa. A veces mantener lo que se tiene puede ser la mejor decisión…

¿Para que sirven las tiendas? (3) ojos sobre la calle

Una tienda vista desde la calle...

Una tienda vista desde la calle…

El sentimiento de seguridad en el espacio público está relacionado, al menos parcialmente, con la sensación de que no se está solo en la misma, y de que lo que pasa es visto por la gente que vive o desarrolla sus actividades en el entorno de la calle. Esto, enunciado por Jane Jacobs y repetido posteriormente con profusión bajo la fórmula “ojos sobre la calle”, implica algunas consecuencias para los comercios:

  • Estos ojos (del comercio) sólo están presentes durante el horario de apertura de las tiendas; son tanto los de los comerciantes como los de quien va a ver escaparates o a comprar. Estas dos últimas categorías sólo serán numerosas si el espacio se percibe como seguro, luego aquí hay un pequeño círculo vicioso/ virtuoso…
  • Cuando las tiendas están cerradas, sólo hay ojos sobre la calle si hay viviendas en la misma. Pero si los escaparates están bien iluminados durante ese tiempo, el sentimiento de seguridad se prolonga en cierta medida, algo que los comerciantes a veces prefieren para dar una mayor imagen de seguridad de la zona en todo momento.
  • El diseño de las fachadas comerciales incide en el número de ojos sobre la calle; escaparates más abiertos son positivos.
... o desde la tienda de enfrente... calle Mayor, Segovia, España

… o desde la tienda de enfrente… calle Mayor, Segovia, España

Mapas 2014 (41) Churyumov-Gerasimenko en París

Suele gustarme que los mapas cuenten una historia en la que se puedan ver las relaciones de escala. Y la noticia de esta semana (sonando de fondo el himno a la alegría, con la bandera de las doce estrellas) tiene que ver un poco con eso. Más allá de las distancias de millones de kilómetros, lo sorprendente es ver lo minúsculo que es el cometa (se podría ir andando de un extremo a otro en una hora, siempre que lo de andar tuviera sentido sin gravedad…), o lo que ocupa en relación con una gran ciudad. La imagen es de la Agencia Espacial Europea, y da una idea de que la capacidad del ser humano para transformar el planeta ya alcanza escalas geológicas, incluso interplanetarias (si desde aquí podemos ver el cometa suficientemente bien como para alcanzarlo, desde el cometa posiblemente podría diferenciarse París…)

¿Para qué sirven las tiendas? (2) la estética

mercado

Esta imagen corresponde a un pueblo de una zona rural de España, y representa lo que podría ser el grado cero del comercio urbano: un mercado en la calle. He elegido esta imagen porque es bastante diferente de la visión “idílica” de estos mercados. Aquí se desarrolla esa misma función que en esos mercados callejeros primorosos de algunos programas de cocina, pero no hay una aportación relevante a un paisaje formal; hay decencia, pero no elegancia, como en tantas cosas en la vida.

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Esta imagen corresponde a una calle de Londres, en Mayfair, cerca de Oxford Street. Es una calle sin comercios en planta baja; todo es vivienda (u oficinas), aunque el recurso al patio inglés hace que la relación con la calle tenga un aire diferente. La diferencia con un barrio de vivienda social entre tantos está en la arquitectura y los habitantes, no en la organización de los usos; y en el hecho de que aquí Bond Street está a un tiro de piedra, aunque lo cierto es que no es necesariamente un área de comercio cotidiano.

comercio mérida

 

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Esta cuarta imagen corresponde a la parte trasera de la catedral de San Esteban, en Viena. Tiendas elegantes en un entorno atractivo, con un edificio con una arquitectura interesante.

Puede haber calles bellas con o sin comercio, o pueden no tener cualidades en si mismas; puede haber comercios atractivos o no atractivos. Pero lo que aporta el comercio a los habitantes que ven las calles todos los días es una expresión material de la evolución de la ciudad. Y a los de fuera puede darles pistas sobre cuál es la estética que moviliza a los compradores de esa ciudad; el grado de caos que esta presencia comercial implica es también algo que no escapa al visitante (a veces puede ser positivo, aunque no es común). Cuando no hay comercio (incluyendo también hostelería) en una calle, su imagen depende sólo de la arquitectura de los edificios principales, mucho más estática.

¿Para que sirven las tiendas? (1)

com-noct

Quienes siguen este blog ya habrán notado que ha habido unos cuantos artículos sobre comercio urbano. Y parece que ha llegado el momento de volver sobre el tema,  por varias razones.

Escribo desde un país en el que estos últimos años nos han dejado el gusto amargo de ir cada mañana al trabajo con la sensación de estar perdiendo una guerra; una crisis económica que ha unido a un contexto internacional recesivo los resultados de los propios errores nacionales no ha ayudado en nada a la moral de la tropa. Lo que ha tenido una traslación al sector comercial,  que ha sufrido desde El Corte Inglés, cuasi monopolio de los grandes almacenes por incomparecencia de otros, al más modesto tendero de barrio. Algunos han llegado a encontrar una vía de superviviencia, pero la coincidencia de la crisis general de demanda con dos factores puede suponer un mazazo considerable para el paisaje comercial tal y como lo conocíamos. El primer factor es de inercia demográfica: muchos de los pequeños comerciantes abrieron sus negocios en un momento determinado entre 1960 y 1980, y están llegando a la edad de jubilación sin un relevo claro. El segundo es la fin de la reglamentación sobre arrendamientos urbanos, que limitaba su aumento para los más antiguos. Desde luego ha crecido el número de tiendas regentadas por chinos (como el número de tiendas de conveniencia regentadas por árabes en Francia o por Sikhs en Inglaterra), pero están lejos de ser la única razón de la crisis comercial.

Podría cantar las virtudes “estereotipadas” del comercio urbano; lo que trataré de hacer en próximos artículos es dar una visión de ejemplos concretos de lo que el comercio urbano puede hacer para diferenciar un barrio dormitorio (terminología “viejuna”, pero muy expresiva) de un barrio vivo. La imagen superior, tomada cerca de donde vivo (para nada un barrio elegante) va en esa línea.

Biblio (105) Una tipología de las zonas rurales francesas

Un simple mapa del Comisariado General para la Igualdad de los Territorios (un nombre que tiene una lógica francesa, pero que resulta un poco extraño desde fuera; ¿la igualdad de la revolución no era para los ciudadanos?). Los municipios del país se dividen en tres grupos:

  • Zonas rurales cercanas a las ciudades, el litoral y los valles urbanizados. Las zonas más afortunadas en términos demográficos y económicos, pero también las más «amenazadas» en cuanto a la pérdida de su carácter rural. Ahí vive el 28% de los franceses.
  • Zonas rurales envejecidas de baja densidad, sometidas a un círculo vicioso de envejecimiento y empobrecimiento. El 7,4% de los franceses viven ahí, y el viejo concepto de la «diagonal del vacío» de los Pirineos a Luxemburgo se manifiesta en toda su crudeza.
  • Zonas rurales agrícolas o industriales, con un 9% de la población, sobre todo en la mitad norte del país. Una parte, a la espera de su absorción por el crecimiento parisino…

Como resultado, 56% de los franceses residiendo en unidades urbanas de más de 10.000 habitantes.

Mapas 2014 (40) Moviéndome

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Siempre existe la posibilidad de que lo que voy a decir ya sea conocido por alguna de las empresas que me han vendido algún aparato electrónico de los que llevo encima; así que ahí va. Estos son los recorridos que realizo con cierta frecuencia (las cifras en azul son distancias en metros).

Vivo en A, trabajo en B y un día a la semana voy a comer a C; algunas semanas voy al cine en D. 1 y 2 son trayectos a pie casi cotidianos, alternativos, según el día (y la hora) voy por uno u otro; la distancia entre A y B es tan corta que, como hay una autopista en medio, no hay una ruta más directa. 3 es un trayecto esencialmente en autobús, lo que explica el ángulo recto (a pie sería algo más corto, pero me llevaría demasiado tiempo). Y 4 es un trayecto de fin de semana, a pie, para ir al cine, que me hace recorrer gran parte del centro de la ciudad en la que vivo (la vuelta suele ser en metro o autobús, si es muy de noche en taxi). El resto de puntos son supermercados, cines, restaurantes y otros puntos de interés.

La ciudad en la que vivo es bastante caminable; pero eso no quiere decir que los itinerarios a pie sean necesariamente más cortos que por otros medios. Lo que son es muy previsibles en tiempo: me suelo mover a unos 4 km/h (frente a los 24 km/h que se estima de media en automóvil, con fuertes variaciones según la hora). A pie siempre hay varias alternativas (salvo con autopistas o trazados de ferrocarril por medio…) y dado que la pendiente es limitada, puedo prever tiempos. Y si, en ocasiones (esporádicas y asistemáticas, una o dos a la semana todo lo mas) me desplazo en mi coche…