Los Ayuntamientos pueden ser un poderoso catalizador del cambio urbano… o de la inercia, en función de su capacidad de dinamizar su territorio. Esto está bastante relacionado con sus cuentas económicas… algo interesante en un año con elecciones municipales en España y Francia. En los Estados Unidos el sistema de administración local varía en función del Estado, por lo que no la única forma de comparar con Europa es tomando un estado de referencia.
Lo que sigue es un análisis somero que he confeccionado tomando datos de la Oficina Virtual para la coordinación financiera con las Entidades Locales (http://serviciosweb.meh.es/apps/EntidadesLocales/), que agrupa datos de los más de 8.000 municipios españoles y de las Diputaciones y otros organismos clasificadas como Entidades Locales. Son datos de liquidación anual, en una serie entre 2003 y 2013 (último año disponible). Las cifras son miles de euros corrientes en cada año (sin tener en cuenta inflación). Para quienes no están en España, la mayor parte de la inversión en urbanismo y vivienda ha sido durante las últimas décadas privadas; la administración obtiene recursos en la materia a través de impuestos y de la cesión obligatoria y gratuita por parte de los operadores privados de un porcentaje de los derechos de construcción en las operaciones urbanísticas, junto con el suelo en que pueden materializarse (la venta de esas parcelas es en general la mayor parte de la partida de enajenación de terrenos).
Como resultado del análisis, tres gráficos específicos de materias relacionadas con el urbanismo y áreas afines.

Ingresos de entidades locales españolas, selección de capítulos
Ingresos: las corporaciones locales alcanzaron un máximo de ingresos en 2009, y en 2013 están a un nivel algo inferior al de 2006. El IBI urbano (los datos anteriores a 2009 no lo desglosan del no urbano) pasa de representar un 15% de los ingresos en 2003 a un 25 en 2013, mientras que las ventas de suelo se han reducido de un 3,4 a un 0,34 (en 2006 llegaron a representar un 6%); esta partida incluye las ventas de suelo obtenido por cesiones en operaciones urbanísticas, una vía hoy en día agotada. El uso privativo de dominios públicos ha pasado de 1,5% al 3,1%, como muestra la proliferación de terrazas de bares y restaurantes, en parte por la legislación contra el tabaco. Y el impuesto sobre plusvalías urbanas sólo ha subido de un 2,9% a un 3,6%, con oscilaciones relativamente reducidas.

Inversión en entidades locales españolas, selección de capítulos
Inversión: La inversión en nueva infraestructura y bienes de uso general era casi un 7% en 2003, mientras que en 2013 era de un 2,2%. La inversión para el mantenimiento de esos bienes e infraestructuras se redujo de un 3,4 a un 1,6% en el mismo periodo, y una evolución similar han seguido las inversiones para funcionamiento de servicios tanto nuevas como de mantenimiento.

Inversión real en entidades locales españolas, selección de capítulos
Inversión funcional: la inversión real (descontando gastos de personal y otros elementos) de los municipios españoles ha seguido una curva más compleja. Hasta 2010 representaron más del 25% del gasto, pero desde entonces han ido bajando y en 2010 eran ya sólo del 9,4%. El urbanismo y la vivienda se mantuvieron en torno a un tercio de la inversión total hasta 2010, y han ido subiendo hasta ser un 44% en 2013, aunque se hayan reducido en valor absoluto a la mitad del valor de 2003. En comparación, la educación (un gasto en el que el papel de la administración local es reducido) ha bajado del 4% al 3% de la inversión real, reduciéndose a la tercera parte del valor absoluto en 2003.
En conjunto, la evolución de ingresos y gastos ha sido relativamente equilibrada (a lo largo del conjunto del periodo los ingresos sumados superan a los gastos), pero ha habido cambios sustanciales en su composición. Las ventas de suelo ligadas de forma indirecta a la burbuja inmobiliaria se han reducido sustancialmente, mientras que la fiscalidad a la propiedad del suelo ha aumentado en gran medida. Las inversiones en infraestructura nueva casi igualan a las inversiones en su mantenimiento. La inversión real en vivienda y urbanismo ha aumentado en proporción de inversión real, pero se ha reducido a la mitad en valor absoluto (menos si se contara la inflación). Hoy en día esa inversión corresponde más a completar déficits anteriores que a nuevas actuaciones.
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