El otro día me encontré un curioso fondo en una pantalla de envío de wetransfer (el servicio de mensajes de gran capacidad). Y al enlazar con la página web de referencia encontré una producción interesante de una arquitecta portuguesa, Ana Aragao. Este no es un mapa en sentido estricto, pero si que representa una de las condiciones de todo buen mapa: es un conjunto de historias que varían en función del recorrido que se siga (y por tanto algo muy diferente de un discurso literario, forzosamente más lineal).
