Premios

De premio (2) Reflexiones previas

El barrio de Uptown, incluido en 2014 en la selección del programa Great Places in America, de la American Planning Association

Quizás sea bueno plantear algunas reflexiones previas antes de hablar de premios. Hablaré de premios concedidos a planes o documentos de algún modo aprobados por una administración pública, o a propuestas que hayan sido ejecutadas físicamente; incluso hablaré de premios a ámbitos urbanos existentes en los que puede estarse premiando algo que no haya implicado técnicamente una nueva construcción. Es decir, no de premios en concursos de ideas, no porque no sean interesantes (y no sólo en casos clásicos como el del legendario concurso del Chicago Tribune de 1922, o el del Palacio de los Soviets de 1931), sino porque en este preciso momento me interesa más lo que acabo de exponer. Lo interesante del premio en estas condiciones es que implica que ha habido un grado suficiente de interacción entre un cierto número de actores como para alcanzar una solución con un cierto grado de consenso (al menos en apariencia…)

La concesión de un premio es, no obstante, parecida a un concurso, o a un examen; es habitual verla en un sentido único, según el cual se compara una muestra de propuestas y se decide cuál de ellas es la más ajustada a los criterios requeridos. Pero en ocasiones es también claro que quien se examina (y suspende) es el jurado. El premio no deja de ser una construcción social basada en unos criterios determinados, resultado tanto de un momento como de la visión de quien juzga (que puede o no coincidir con corrientes dominantes, sean o no a su vez juiciosas) e, incluso (quiero creer que en la menor parte de las ocasiones…) de afinidades personales por algunos de los candidatos. Siendo todo esto factores interesantes, no son tampoco el objetivo de mis artículos.

Lo que me parece más interesante es, en aquellos casos que reseñaré en próximos artículos, como veo las propuestas ganadoras en relación con las que se han quedado por el camino desde una visión necesariamente lejana (por motivos diversos no hablaré de premios en mi ámbito geográfico directo). Juzgar su bondad no siempre es fácil (aunque a veces la tentación de decir que algo es malo es fuerte…), pero si que surgen preguntas, que me parece interesante compartir.

De premio (1)

El proyecto de reciclaje urbano del barrio de Europa, en Saint Brieuc (Francia), acaba de recibir el premio Robert Auzelle

Los premios suelen ser una buena forma de saber que está «a la última» en una disciplina. Propongo para los siguientes artículos ver que se está premiando en urbanismo y ver como se relacionan las propuestas con la arquitectura, el desarrollo sostenible y otras materias.

La Sede y los premios

Los arquitectos somos una profesión particular: por la mañana puedes estar en una obra con barro hasta las rodillas, y por la tarde con gente muy poderosa en entornos sofisticados. Hemos de lidiar con la búsqueda de la mejor solución posible sin que para ello se nos faciliten los medios suficientes. Y a la vez somos un chivo expiatorio perfecto para mucha gente (que como siempre en la vida, puede hasta tener razón en algunas ocasiones). Obviamente, lo dicho sólo nos pasa a nosotros…

En general los arquitectos constituyen organizaciones para la defensa de lo que entienden que son sus derechos, y esas organizaciones tienen cierto status legal. En España esas entidades son los Colegios de Arquitectos, y el de la Región de Madrid es el COAM. La fuerte crisis económica, vinculada en España a la burbuja inmobiliaria (y por tanto con un impacto directo sobre la actividad, con un altísimo porcentaje de los arquitectos madrileños en paro), ha tenido un impacto muy fuerte sobre las finanzas de la entidad.

Como suele suceder incluso para las organizaciones que no implican a arquitectos, poco antes del inicio de la crisis el COAM decidió trasladarse a una nueva sede, con el importante coste que esto significa. Esta por ver el impacto a largo plazo de este traslado en el Colegio (que además se enfrenta a medidas regulatorias que pueden ser una amenaza mayor para su financiación), pero al menos hemos conseguido un edificio que es una aportación al centro de Madrid. No es sólo que el edificio este bien ejecutado y que no desentone con la calle en que se ubica, sino que además permita recuperar, con un carácter semipúblico (fomentado por el hecho de que el edificio es compartido con equipamientos públicos) , un patio con un ajardinamiento atractivo. Si hay algo que Madrid y muchas ciudades españolas han perdido con el paso del tiempo son sus patios como espacios silenciosos y con una cierta calidad por la presencia de huertos y jardines, y en este caso, aunque no hay un gran arbolado, si que hay elementos muy positivos. El proyecto del arquitecto Gonzalo Moure integra también otros usos, como una piscina pública con buenas vistas.

Esta nueva sede abrió al público hace unos meses, aunque la verdad ayer ha sido la primera vez que la he visitado, debido a la concesión de los premios anuales del COAM. La visita fue en parte interesada (nuestro Proyecto Madrid Centro ha recibido otro premio), pero también interesante.

Vale la pena acercarse a ver La Sede (se ha jugado con este nombre para la imagen corporativa, como el título de una novela o una película), en la calle Hortaleza 63, con exposiciones y actividades culturales ligadas a la arquitectura.