Una experiencia turística puede estar ser inseparable de un lugar o reproducible en cualquier sitio sin que esto último impida que pueda tener una relación con el espacio, o más precisamente la forma de percibir el espacio; por ejemplo, una montaña rusa.
Hay un ejemplo más peculiar: el zorbing (llamado por algunos en castellano “esferismo”), un deporte consistente en introducirse en un recipiente esférico y dejarse caer colina abajo. Me caben pocas dudas sobre que sea una experiencia singular, aunque es cierto que no encaja en el modelo túristico más convencional. Apareció en 1994 en Rorotua, en la isla norte de Nueva Zelanda. La instalación original tiene una longitud de algo más de 100 metros, sobre una ladera natural, con tres pistas, una recta y dos en curva. No deja de recordarme algunas escenas asociadas a la ciencia ficción y la década de 1970 (sólo falta caminar sobre las aguas dentro de la esfera). Hay también algo de Sísifo, el personaje mitológico griego….
Es interesante ver la página de la empresa que creó el deporte, www.zorb.com, que cuenta con un programa de franquicias, y ver la derivación china (no se si hay alguna relación entre las dos empresas), muy colorista, en www.zorb.com.cn