La “alta arquitectura” del siglo XX ha buscado en general hacer desaparecer la masa y lograr una ligereza aparente (siempre hay excepciones). Pero hubo un tiempo en el que la visión era otra, y no sólo en términos de decoración. Cuando en 1908 Lluis Domenech i Montaner construye el Palau de la Música Catalana, trabaja un bloque macizo que a la vez se vuelve otras muchas cosas. Algunos añadidos recientes de Tusquets tampoco están mal.