Olivenza es una pequeña ciudad de la provincia de Badajoz, en España, que hasta 1801 fue portuguesa. La frontera está hoy a muy escasa distancia.
Esa posición fronteriza es la razón de que una sucesión de murallas hayan protegido la ciudad, dejando su huella aún visible en la planta actual.
La zona central del recinto interior está organizada en torno al primer castillo y la iglesia principal, formando un primer núcleo de 4 manzanas relativamente regular. Más tarde se produce el crecimiento hasta alcanzar nuevas fortificaciones más amplias
Tomando como referencia las manzanas ubicadas en la parte sur del recinto, son relativamente regulares, con unos 35 m de anchura por algo más de 100 de longitud y una estructura de calles en sentido de acceso al centro del pueblo de unos 5 m de ancho. Ocupan de 4.000 a 5.000 m2, con parcelas cuyos frentes no suelen bajar de los seis metros de ancho. Las alturas no suelen superar las 3 plantas. La escasa anchura de la manzana hace que los patios no tengan demasiada continuidad o regularidad.
Y la arquitectura blanca con la “calçada portuguesa” en los pavimentos… Un conjunto protegido muy bien conservado.