Montmartre es la única colina abrupta dentro de París. Esta condición hace que tenga una trama urbana diferenciada, en la que no se aprecian las huellas de la transformación de Haussmann. La basílica del Sagrado Corazón, construida tras la caída del Segundo Imperio entre 1875 y 1919, es un punto de referencia claro desde el centro de París y hacia el Sur.
