Como ya indicaba hace algunos artículos, el tiempo que se dedica a la compra de un bien es un parámetro importante; la cuestión no sólo es el tiempo de compra propiamente dicho, sino también la frecuencia de compra. Por una razón o por otra, no se compran anillos de compromiso todas las semanas, coches todos los años o cuadernos todas las semanas… Esto lleva a una división relevante entre comercios de bienes de compra cotidiana (panadería, quiosco de prensa, alimentación en general…) y tiendas para bienes con baja frecuencia de compra (ropa y equipamiento de la persona, productos de lujo, equipamiento del hogar…)
Al menos en Europa, y de forma clara en la densa ciudad de La Coruña, esta última categoría de compra es la que determina las centralidades urbanas ligadas al comercio. Se compra la barra de pan al volver a casa todos los días, pero el sábado se va a ver escaparates para elegir productos sobre los que se piensa largo tiempo…
Joyeros y relojeros se concentran en el istmo, en la Calle Real, el eje histórico, siendo esporádicos en el resto.
Destacan tres zonas para la ropa, compra claramente no cotidiana: la Calle Real en el istmo, la Calle Barcelona en la densa zona de la Ronda de Outeiro, y el gran almacén de El Corte Inglés al sur, con su efecto de atracción para otras tiendas de ropa alrededor.
Los supermercados están repartidos por la ciudad, aunque aquí sólo se ven los más grandes.