De acuerdo con los datos del Foro Mundial del Agua, celebrado a principios de 2012 en Marsella, se prevé que en 2030 el consumo de agua por persona en el mundo habrá aumentado un 40%, y que el 47% de la población mundial vivirá en zonas sometidas a stress hídrico. La agricultura consumirá en torno a un 70% de los recursos hídricos, y la industria y la producción de energía un 10%. La cantidad de agua dulce renovable y disponible por habitante habrá bajado a menos de un tercio de la disponible en 1950, hasta los 5.100 m3 (en gran medida por el aumento de población). La página de Naciones Unidas publica estadísticas ilustrativas.
En este contexto, la política del agua en Francia se basa en la Ley de 1964 sobre cuencas hidrográficas (ocho en Francia continental y 5 en los territorios de ultramar), la Ley de 1992 que establece el principio de gestión equilibrada, y la Ley de 2006 sobre el agua y los entornos acuáticos. La Ley Grenelle 2 establece medidas para el control de las pérdidas en las redes de abastecimiento y la reducción en el uso de productos fitosanitarios. La gestión de inundaciones se adapta a la Directiva Europea de 2007 en la materia.
El sistema integra la participación pública en la redacción de los Schéma Directeurs d’Aménagement et de Gestion des Eaux (SDAGE).