La mayoría de los países con economías desarrolladas cuentan con sistemas catastrales. No es el caso de los Estados Unidos. La fragmentación administrativa, una de las características del sistema político del país desde su fundación que responde a la voluntad de evitar tentaciones absolutistas a través de un equilibrio entre poderes, hace que en muchos casos el acceso a datos catastrales, sencillo a escala nacional en países como España o Francia, requiera conocimientos locales en Estados Unidos.
El informe del servicio de investigación del Congreso expone que cada vez hay más datos geográficos de producción privada o no federal, lo cual aumenta la necesidad de coordinación para evitar duplicación de gastos. Las mayores urgencias para configurar un servicio nacional de esta naturaleza son la reacción ante emergencias (con una importante implicación federal), el seguimiento de fenómenos naturales y cambio climático, la gestión de recursos mineros o el seguimiento de la crisis inmobiliaria y la dinámica de embargos por impago hipotecario. Se plantean diversas opciones de organización del sistema en términos legales, y los problemas que puede conllevar el desarrollo del sistema.
Cabe preguntarse si en la Unión Europea tendremos alguna vez un auténtico catastro continental, cuando nuestra diversidad legal es mucho mayor…