Biblio (50) Islas de calor urbano

present vitoria

Hoy toca un tema sencillamente actual, al menos en el lugar desde el que escribo: hace más de una semana que en gran parte de España, y desde luego en Madrid, sufrimos lo que se llaman “noches tropicales”, es decir, noches en las cuales la temperatura del aire es superior a los 20º Celsius; a partir de esa temperatura conciliar el sueño se vuelve muy difícil. Aparte de que eso no ayuda precisamente a la convivencia en la ciudad, en las ciudades se da un fenómeno denominado isla de calor urbano: la temperatura se ve incrementada respecto a la de campo abierto porque en la ciudad hay más fuentes de calor y porque los materiales de construcción almacenan durante el día el calor del sol y lo liberan por la noche.

Esto quiere decir que estamos ante una situación cuyas causas tienen que ver con el urbanismo y la arquitectura, en la medida en que estas regulan materiales de construcción, disposición de edificios e instalaciones en los mismos.

En algunos lugares como California se lo han tomado en serio, hasta el punto de establecer que ciertos edificios deben tener cubiertas de color blanco, para reducir su retención de calor, a través del título 24- Estándares energéticos- del Código de California en 2005. Esta medida puede aplicarse a cualquier otro material visible, como paredes o incluso pavimentos, con lo que se incrementa el albedo (algo que ya conocían los andaluces, los norteafricanos y otros…). La solución, no obstante, no es tan simple, y una sola medida no basta; no estoy seguro de que reducir la retención de calor sea necesariamente una buena idea cuando ya Mark Twain decía “nunca pasé un invierno tan frío como aquel verano en San Francisco” (la isla de calor debe sopesarse con el posible incremento de la carga de calefacción en invierno y otros problemas de una cubierta más fría), pero la construcción de una norma eficaz no es un camino fácil, especialmente buscando preceptos generales sobre una zona tan grande  como California y con tal diversidad climática.

Junto a los materiales de construcción, está el problema de las fuentes de calor: el aire acondicionado, beneficioso contra el calor en interiores, emite aire caliente a la atmósfera e incrementa el consumo energético; esto a su vez contribuye, salvo que esa energía provenga de fuentes renovables, a la emisión de gases de efecto invernadero, y por tanto alimenta los efectos de elevación de temperatura del cambio climático. El Institut d’Amenagement et d’Urbanisme de la Région Ile de France ha publicado una guía sobre el fenómeno de la isla de calor urbano en París que incluye como fuentes de calor, junto a la radiación infrarroja del sol,   la radiación de las superficies que se han calentado con él, la convección de este calor y la conducción de los materiales, así como transportes, industria y climatización.

¿Cómo abordar esta cuestión desde el urbanismo y la ordenación del territorio? Hace poco realizamos un trabajo para el Gobierno Vasco sobre la cuestión, disponible en http://www.ingurumena.ejgv.euskadi.net/r49-565/es/contenidos/informacion/cambio_climatico_2011/es_clima/indice.html , donde se muestran algunas ideas sobre posibles campos de regulación.

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