Cualquier gran ciudad puede tener una topografía compleja, aunque no es obligatorio (baste pensar en el Randstat, Shanghai o Nueva Orleans). Madrid tiene una cierta complejidad altimétrica, definida por el río Manzanares (bastante domado) y las vaguadas del Abroñigal y la Castellana; la primera es hoy en día el corredor oriental de la autopista orbital M30, mientras que la segunda es el principal eje urbano norte- sur. La ciudad histórica nació en los escarpes de la ribera oriental del Manzanares, para luego crecer hacia el Este.