Puente de Vallecas aparece como asentamiento a finales del siglo XIX, aprovechando el “efecto frontera”: ya en tierras del municipio de Vallecas, son posibles cosas que ya no lo son en un municipio de Madrid que empieza a construir su ensanche, y que entonces acababa en el arroyo del Abroñigal. La zona empieza a crecer porque la actual Avenida de la Albufera era la carretera de Valencia. 100 años después el arroyo ha sido sustituido por la autovía M-30, y lo que era un puente sobre el cauce es hoy en día el puente de una autopista sobre la Avenida que sigue estructurando la zona.
Puente de Vallecas es informal respecto al Ensanche del siglo XIX, aunque no fue propiamente ilegal en la medida en que la legislación urbanística era prácticamente inexistente en esa época. Aparece, no obstante, con lógicas muy precarias: calles estrechas, sin una malla lógica, y pensando en sacar el máximo partido a la parcelación. Es un destino para poblaciones rurales que, aunque escasas, empezaban a llegar a Madrid sin poder permitirse vivir en la ciudad.
Pasado el último siglo, y aunque ha habido algunas operaciones de vivienda más regulares, y acciones de infraestructura, y no hay calles sin pavimentar o sin alcantarillado, aún se nota el origen informal del barrio. Los habitantes recién llegados de pueblos no muy lejanos a Madrid pasaron a ser sustituidos por andaluces o castellanos, y estos han dejado paso en la última década a sudamericanos, norteafricanos o, sencillamente, madrileños que ya no pueden formar una familia en el centro. Hay más delitos que en otras zonas de Madrid, aunque no deja de ser un barrio de una ciudad europea, y el nivel de seguridad no es muy inferior al de zonas más centrales. Y hay una renta per cápita más baja que la media. El precio (relativamente bajo) del suelo ha llevado a una concentración superior a la media de vivienda social, y la vivienda libre en ocasiones debe hacer malabares para instalar programas modernos (especialmente garajes) en parcelas mínimas. El barrio, además, se está densificando considerablemente. Pero sin embargo la transición ha sido gradual para los habitantes, con escasas operaciones de realojo. Y la diversidad crece, lo que reduce la marginalidad, pues, en términos metropolitanos, es ahora casi una localización central.











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