Oriol Bohigas publicó en una ocasión un artículo titulado «Más feo que El Escorial», en el que formulaba, no sin parte de razón (aunque no con toda), críticas a la estética de un edificio que es, la verdad, bastante seco; es una busqueda cerebral de la perfección, pero el resultado (aunque no en todo) se queda ahí, en una busqueda. El Escorial se ha convertido hoy en un pueblo bastante turístico, pero el edificio sigue siendo bastante menos amable que otros palacios reales europeos (lo cierto es que su origen como monasterio tampoco ayuda necesariamente…). En un buen día, se ve Madrid al fondo…