Ya no estamos en una colonia de hotelitos surgida bajo la ley de casas baratas de antes de la guerra civil, sino en un la década de 1960. Madrid era un ciudad ascendente, capital de un país lejos de ser boyante, pero en el que una minoría podía permitirse comprarse una casa en la periferia a la que llegar en coche. Esto ya no muestra influencias de una ley de voluntad social, sino que aspira a ser un suburbio rico que ha aprendido, si no de Las Vegas, al menos del Tío Sam. En España esto sería un escenario perfecto para una película de Paco Martínez Soria, y en México Cantinflas estaría en su ambiente.
El gran tamaño del barrio hace que muchas de las parcelas fueran construidas a lo largo de un periodo extendido.
La superficie de las parcelas es sustancialmente mayor que la media de los ejemplos precedentes.
Existen algunas oficinas, pero en conjunto la vivienda sigue siendo el uso dominante.
Los garajes cubiertos son comunes, pero no omnipresentes. La superficie de parcela permite un fácil aparcamiento en los jardines privados.