Una de las ideas que se repiten a menudo entre arquitectos es la de lograr fachadas expresivas, que cambien con el tiempo y las circunstancias. Más o menos lo mismo que ocurre si se cambia el punto de vista, mirando hacia la calle desde arriba, como si los ladrillos de la fachada estuvieran en el suelo. Los árboles cambian de aspecto, hay o no hay coches,… aunque claro, será que esta es una vista infrecuente (se necesita una ventana con vistas a la calle…).