El nuevo hotel W sobre el final de la playa de la Barceloneta supone un nuevo hito en el paisaje. Aunque esta muy lejos de ser lo que fueron las ocupaciones en playa de la década de 1960, también es un elemento de difícil explicación en un país en el que las limitaciones de la ley de costas han sido muy polémicas en cuanto a las restricciones a la edificación en las riberas, pese a la justificación que va aportando la mejora de las previsiones sobre el cambio climático y sobre riesgos costeros.
