Saint Germain en Laye  entra en la historia con el Rey Robert II el Piadoso, que construye un monasterio a principios del siglo XI. En 1124 se construye una residencia real, que llega a ampliarse sustancialmente en 1556, pero de la cual no quedan hoy en día más que vestigios. Aunque queda un palacio renacentista (Château neuf)  de interés, el elemento que creo más interesante y que justifica el viaje desde Paris (media hora en RER-A) es la gran terraza, una avenida de terrizo de 1950 metros de longitud y 30 de ancho.

La gran terraza bordea hacia el oeste el bosque de Saint Germain y brinda una magnífica vista despejada hacia el valle del Sena y París hacia el Este, siendo especialmente visibles las torres de La Defense, y, en algunos tramos, la torre Eiffel.

Creada por André Le Nôtre entre 1669 y 1674, es un espacio en el que la fuerte geometría de los jardines a la francesa se limita a la propia plataforma (hacia el oeste el bosque esta poco transformado, y hacia el este hay un importante talud) y el paisaje cobra relevancia, con una de las vistas más abiertas de la región de París.